Escrito por Miguel García y Javier Rodríguez
El origen de las matemáticas en nuestro mundo occidental se atribuye a Grecia. No obstante, en la Antigüedad el concepto era diferente al actual. Mientras hoy se considera la matemática una ciencia independiente de las demás, en aquella época formaba parte de un conjunto de artes y materias inseparables, a la vez que indispensables, para la formación integral del individuo.
Si pretendemos hacer un breve recorrido por la historia de las matemáticas, también deberemos hacerlo por la de la filosofía, sobre todo en la Antigüedad.
Sin embargo, hemos de retroceder en el tiempo y, haciendo oídos sordos a algunas enseñanzas de los actuales sistemas de educación y sus prejuicios, reconocer que el origen de estas ciencias no fue una invención de los griegos, sino que ya civilizaciones más antiguas poseían conocimientos matemáticos aplicados a la astronomía, la música y la arquitectura. Fueron culturas que no tuvieron forma de entrar en contacto con los griegos y otras que sí lo hicieron, aunque, más bien, fueron ellas las que transmitieron gran parte de ese conocimiento a Grecia, para luego ser difundido en Occidente.
Desde la más remota Antigüedad, el ser humano ha buscado un lenguaje, a la vez universal y sintético. Sus investigaciones le han llevado a descubrir imágenes y símbolos que, de forma sencilla, expresan unas realidades más ricas y más complejas. El lenguaje simbólico adquiere su mayor síntesis en las figuras geométricas. Estas son la estructura de lo que llamamos el mundo manifestado. Y son, a la vez, la plasmación de las ideas, de los arquetipos, siguiendo los términos usados por Platón. Pero para poder interpretarlas debemos vivificarlas, comprenderlas, para poder actuar conforme a leyes eternas y que no sean solo teorías o algo externo a nuestra vida.
Las matemáticas a través de la historia
El término geometría significa literalmente «medida o medición de la Tierra». Ha sido una herramienta fundamental para el ser humano, no solo en la interpretación de la naturaleza, sino también en las obras que el hombre plasma con sus manos. En el universo se concebía un plano invisible que daba origen a lo visible. Se evidenciaba un orden, una armonía que surgía del número como idea y que se expresaba a través de hechos geométricos. El artesano, el escultor, el arquitecto, el músico, imitando al demiurgo, componía sus obras, seguía un plan, una medida, un ritmo que es apreciable en los ritmos, los ciclos y las proporciones de la naturaleza.
La aplicación universal de formas geométricas, semejantes en lugares separados por vastos espacios de tiempo, cultura, geografía y creencias, es prueba de conceptos que se basan en unas mismas enseñanzas, transmitidas desde tiempos remotos a los diferentes pueblos por unos padres espirituales, por sabios que tenían un conocimiento profundo de la vida. «Como es arriba, así es abajo», nos dice la enseñanza hermética. Un principio de correspondencia común a las ciencias arcanas, donde las formas del universo manifestado se reflejan en el cuerpo y constitución del hombre. Macrocosmos y microcosmos crecen en un ritmo sincronizado, proporcionado en la arquitectura y el arte, que actúa como nivel intermedio entre estas naturalezas armonizándolas.
Los símbolos geométricos
Desde la Antigüedad, la geometría ha sido inseparable de la magia. Aun las arcaicas inscripciones en las rocas siguen formas geométricas. Estos profundos conocimientos pudieron ser transmitidos de un iniciado a otro por medio de símbolos geométricos. Unas pocas formas geométricas constituyen la base de toda la diversidad de la estructura del universo.
El triángulo
Constituye la tríada o ternario. Tres puntos dispuestos al azar forman naturalmente un triángulo. El tres es considerado un número perfecto porque es el primer impar, masculino, y es igual a la suma de los números que lo preceden. Además, es el mínimo número de términos necesarios para establecer cualquier relación o proporción. Es símbolo de todo proceso dinámico. Con tres lados, tres vértices y tres ángulos, el triángulo es la primera figura plana. Y puesto que contiene la recta, el ángulo y la superficie, es como una síntesis de la geometría. Es, también, la imagen más sencilla capaz de hacer visible que la dualidad se resuelve en la unidad.
El triángulo se encuentra en todas la civilizaciones con una significación simbólica. En la escritura china, por ejemplo, el triángulo equilátero significa la reunión, la armonía, el bien supremo del hombre. En la bandera nacional del Tíbet, aparece un triángulo de color blanco que simboliza una montaña, eternamente nevada, por encima de la cual aparece el sol.
El círculo
El círculo ha sido, seguramente, uno de los primeros símbolos utilizados por el hombre. Es simple de dibujar, es una forma visible cotidianamente en la naturaleza, visto en el cielo como los discos del Sol y la Luna, en las formas de animales y plantas y en las estructuras geológicas. Muchas construcciones antiguas adoptaron esta forma. Un ejemplo son las construcciones megalíticas de piedra, como es el caso de Stonehenge.
La forma circular ha imitado la redondez del horizonte visible, haciendo de cada construcción un pequeño mundo en sí mismo. El círculo ha sido empleado como símbolo de la eternidad y de la unidad, ya que no tiene principio ni fin y siempre retorna al mismo punto. También por esta razón simboliza el universo, no hay punto donde comience ni punto donde tenga fin, todo lo contiene y no hay nada fuera de él.
No hay círculo sin un centro. Este representa la parte no visible y que siempre es, porque sin el centro no hay círculo. También simboliza el destino y la ley cíclica porque, a medida que la rueda de la vida gira, los ciclos retornan marcando en la naturaleza la renovación de la espiral de la vida, y en la historia humana, el eterno retorno de los arquetipos.
El cuadrado
Relacionado con el número cuatro, representa en diferentes culturas la parte material de la creación, la personalidad, los cuatro puntos cardinales. Muchos templos fueron realizados bajo una forma cuadrada en su planta, representando el microcosmos y, con ello, la estabilidad del mundo. Esta es una característica de las llamadas montañas del mundo, los zigurats, las pirámides y las stupas. Estas estructuras simbolizan el punto de transición entre el cielo y la tierra y suelen estar orientadas hacia los puntos cardinales.
Las figuras geométricas, en antiguas culturas, expresaban la intervención del número en todos los procesos creativos, las ondas, las pulsaciones y las vibraciones que se conjugan en un cuerpo o forma, la representación de ideas y energías que, de una forma mágica, obedeciendo a leyes precisas, se manifiestan en el universo.
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