cultura – CENTRO NAOS https://centronaos.com Pensar - Sentir - Actuar Sun, 20 Sep 2020 19:40:29 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.2.5 https://centronaos.com/wp-content/uploads/2018/08/Logo-imagen-Vitrubio-66x66.png cultura – CENTRO NAOS https://centronaos.com 32 32 Málaga Mágica: los dólmenes de Antequera https://centronaos.com/2042-2-dolmen https://centronaos.com/2042-2-dolmen#respond Sat, 24 Oct 2020 19:31:04 +0000 https://centronaos.com/?p=2042 [fusion_builder_container hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» menu_anchor=»» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» background_color=»» background_image=»» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» parallax_speed=»0.3″ video_mp4=»» video_webm=»» video_ogv=»» video_url=»» video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» overlay_color=»» video_preview_image=»» border_color=»» border_style=»solid» padding_top=»» padding_bottom=»» padding_left=»» padding_right=»» type=»legacy»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding_top=»» padding_right=»» padding_bottom=»» padding_left=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» center_content=»no» last=»true» min_height=»» hover_type=»none» link=»» border_sizes_top=»» border_sizes_bottom=»» border_sizes_left=»» border_sizes_right=»» type=»1_1″ first=»true»][fusion_text]

Dolmen de AntequeraUno de los grandes misterios de ese tiempo oscuro que llamamos Prehistoria es el de las construcciones megalíticas, muy abundantes en nuestra provincia.
Al noreste de la ciudad de Antequera se encuentra uno de los mejores y más conocidos exponentes del megalitismo español, el conjunto dolménico de Menga, Viera y el Romeral.

En menos de tres kilómetros se nos representan tres tipos de dólmenes: de galería el dolmen de Menga, de corredor el de Viera, y de falsa cúpula o toloi el del Romeral. Esta concentración es señal inequívoca de la importancia y sacralidad que esta tierra debió tener durante el extenso tiempo que debió mediar entre la construcción del más antiguo, tosco y ciclópeo que es Menga, y la del más moderno y refinado, de influencia oriental, que es el Romeral.

El Dolmen de Menga

El dolmen de Menga es un dolmen de galería cubierta y planta casi rectangular. La zona considerada como

Dolmen de Menga

Antequera dolmen Menga 1.jpg por Andrzej Otrębski licencia CC BY-SA 3.0

“cámara sepulcral”, al fondo, está compuesta por 7 ortostatos a cada lado y uno al fondo. El conjunto se cubre con cinco enormes losas, siendo la última la más grande, de unos 6 m de longitud por 7 de lado, y un peso aproximado de unas 180 toneladas. Estas losas del techos son tan enormes que se pusieron tres pilares de sección cuadrada centrales como apoyo complementario. Está cubierto, como los otros dos monumentos antequeranos, por un túmulo de tierra. Es uno de los dólmenes más espectaculares de la península Ibérica y, probablemente, de toda Europa.

Tallados en la roca de la entrada se encuentran unos enigmáticos símbolos ideomorfos, que se han encontrado también en diversas cuevas de la Península Ibérica.

El Dolmen de Viera

El de Viera, a unos 70 m de Menga, es un dolmen de corredor. Presenta tres puertas que diferencian un pasillo, un corredor y una cámara final. Las puertas que limitan el corredor son dos piedras agujereadas de medio metro de grosor. Al final se encuentra la llamada cámara sepulcral, de base cuadrada y factoría similar a la del corredor, si bien las piedras son de mayor tamaño.

El Dolmen del Romeral

El Romeral es un monumento que se aleja un poco del tipo “dolmen”, pues está constituido por piedras de menor tamaño, muy parecido al de Viera en cuanto al pasillo y la cámara final, que en el de El Romeral se continúa con otra cámara menor. Dicha cámara final es de base circular y techo en falsa bóveda, muy similar a los templos micénicos. La falsa bóveda está constituida por una superposición de piedras en capas sucesivas que sobresalen hasta casi cerrar el techo, cuyo agujero final tapa un megalito.

Los constructores de los dólmenes

¿Qué pueblos fueron los constructores de estas magníficas obras? ¿Qué técnicas pudieron emplear?

Los arqueólogos se imaginan un pueblo del tiempo llamado Calcolítico, entre el 3.000 y el 2.000 a.C. Un pueblo primitivo que viviría de la agricultura y la ganadería, con una organización tribal y bárbara. Sin embargo, en la construcción de éstos monumentos, sobre todo en el dolmen de Menga, el más antiguo, además de las rudimentarias herramientas de piedra y bronce, necesitarían un buen conocimiento de la palanca, suponiendo que las losas mayores, de hasta 180 toneladas, pudiesen ser transportadas y levantas con los dichos medios.

También haría falta una densidad de población y organización social muy superior a la de una simple aldea o tribu aislada. Con una jerarquía claramente establecida. Y sobre todo, una idea fuerte y poderosa, capaz de movilizar tanto esfuerzo y dedicación en una obra de duración milenaria.

¿Qué impulsó a aquellos hombres primitivos a construir tales maravillas concentradas en un espacio tan reducido?
A pesar de las explicaciones de los arqueólogos, las llamadas “cámaras funerarias” no tienen rastros de esqueletos humanos que las puedan identificar como tumbas. En la cueva de Menga sólo se han encontrado dos hachas de piedra pulida, y en las de Viera y el Romeral se han encontrado algunos útiles de sílex y hueso, y algún resto de cerámica. Se alude a la cantidad de tiempo que han estado expuestos a la expoliación, pero, ¿acaso a los rústicos campesinos medievales o modernos podría interesarles tanto el asunto como para robar también los esqueletos?

Fuesen construidos por esforzados aldeanos hace 5.800 a 4.500 años o por alguna enigmática civilización desconocida de la misma o mayor antigüedad, lo que podemos percibir en estos templos prehistóricos, si nos ponemos en el estado de conciencia adecuado, es un sentimiento de respeto, asombro y admiración, al sentirnos dentro de un misterio.

Para saber más: https://turismo.antequera.es/

Otros artículos sobre Málaga: https://centronaos.com/el-monte-gibralfaro-lugares-magicos-de-malaga

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Málaga Mágica: La Cueva del Tesoro https://centronaos.com/cueva-del-tesoro https://centronaos.com/cueva-del-tesoro#respond Sat, 17 Oct 2020 19:36:24 +0000 https://centronaos.com/?p=2095 [fusion_builder_container hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» menu_anchor=»» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» background_color=»» background_image=»» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» parallax_speed=»0.3″ video_mp4=»» video_webm=»» video_ogv=»» video_url=»» video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» overlay_color=»» video_preview_image=»» border_color=»» border_style=»solid» padding_top=»» padding_bottom=»» padding_left=»» padding_right=»» type=»legacy»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding_top=»» padding_right=»» padding_bottom=»» padding_left=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» center_content=»no» last=»true» min_height=»» hover_type=»none» link=»» border_sizes_top=»» border_sizes_bottom=»» border_sizes_left=»» border_sizes_right=»» type=»1_1″ first=»true»][fusion_text]

Cueva del Tesoro

Cueva del Tesoro.jpg por JamesNarmer a través de la licencia CC BY-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.es

Málaga no es solamente la playa y el lugar divertido donde pasar las vacaciones. De carácter extrovertido y alegre, tiene sin embargo, escondida como un secreto, un alma mágica y misteriosa.

La Cueva del Tesoro se encuentra a unos 10 Km. de Málaga, entre las localidades de La Cala del Moral y El Rincón de la Victoria, excavada en un promontorio de rocas calizas de edad jurásica que forman un abrupto acantilado sobre la orilla del Mediterráneo.

Sus escasos 500 metros de galerías fueron esculpidos por la acción del oleaje y las corrientes marinas, antes de que las fuerzas tectónicas la levantasen hasta su posición actual, permitiéndonos visitar sus hermosas e intrincadas cavidades, estrechos pasadizos, pulidas oquedades y caprichosas esculturas de formas fantasmagóricas.

Habida cuenta del escaso desarrollo de estalactitas y estalagmitas, originadas por la acción disolvente del agua de lluvia infiltrada por la porosidad y grietas de la roca, cabe suponer que su emersión ha sido bastante reciente (hablando en términos geológicos).

Posee restos de pinturas rupestres, de estilo esquemático, descritas por el abate Breuil en 1918, en la sala más cercana al más antiguo pozo de acceso, conocido como Pozo del Higuerón. Las excavaciones realizadas en esta sala por el profesor D. Manuel Laza Palacio han rescatado numerosos restos cerámicos y elementos de industria lítica pertenecientes al Neolítico, así como restos humanos (dos cráneos completos y numerosos fragmentos también de cráneos) y de algunos animales.

Se han encontrado también abundantes restos de cerámica árabe vidriada, como parte del material que tapaba artificialmente tres puertas o torcas que daban a una sala de la cueva, cuyos niveles arqueológicos normales, con restos de cerámica e instrumentos líticos, estaban removidos y destruidos.
Uno de los exponentes más claros de la magia de esta tierra, quizás uno de los más legendarios, es la “Cueva del Tesoro”, conocida también como Cueva del Higuerón o Cueva del Suizo.

Tres historias misteriosas confluyen en esta hermosa gruta excavada por las olas de otros tiempos, y abierta hoy al público como interesante oferta turística: La leyenda del Tesoro de los Cinco Reyes, de origen medieval y difundida sobre todo a partir del siglo XVII, que le da el popular nombre de “Cueva del Tesoro”; la historia del suizo que pasó casi 30 años buscando este legendario tesoro, y que murió en una de las explosiones que él mismo provocaba abriendo galerías; y la más mágica y antigua de las tres: la existencia del prehistórico santuario a la diosa Noctiluca, atribuido al antiguo imperio de Tatesos.

LA LEYENDA DEL TESORO DE LOS CINCO REYES

Esta leyenda hace referencia al tesoro de los cinco reyes de la dinastía almorávide, cuyo último rey, Tesufín ibn Ali, habría muerto en la plaza de Orán en el año 1145, a manos de los almohades, tras embarcar el tesoro real rumbo a Al Andalus. Los rastros de este tesoro se perdieron, y fue Fray Agustín de Milla y Suazo , natural de Orán, quien en el siglo XVII recogió la leyenda en su manuscrito, aún inédito, titulado “Historia Eclesiástica y Secular de Málaga y su Obispado”, en el que señala como lugar de enterramiento del tesoro a la cueva del Higuerón. Esta historia fue recogida más tarde en la obra “Conversaciones Malagueñas”, publicada en 1789 por D. Cristóbal Medina Conde, bajo el seudónimo de Cecilio García de la Leña, con todos los elementos de una leyenda, en la que no faltan el gigante ni el dragón. Según este autor, un grupo formado por 17 hombres de reconocido valor se introdujeron en la cueva para buscar el famoso tesoro, y salieron aterrados, convencidos de haber visto “…estampada la figura de un animal extraordinario, que algunos à pesar de su miedo, y perturbación de los sentidos, calificaron de Caiman, ú otro animal semejante” ; y cuando ya salían “…entre las huellas confusas de sus calzados, advirtieron había una como de pies desnudos, que cada uno de ellos ocupaba mas sitio que el ancho y largo de dos pies de los nuestros…” . Ciertamente, en una de las salas laberínticas de la gruta podemos observar una formación rocosa que, con imaginación, podemos identificar con la forma de un gigantesco camaleón… ¿sería la figura que espantó a los aventureros del siglo XVIII?

¿Recuerdan a los 7 enanitos de Blancanieves, cavando en una mina de diamantes? Según las tradiciones del antiguo pensamiento mágico, la naturaleza está habitada por una serie de “espíritus elementales” que colaboran en su desarrollo y evolución. Gnomos, hadas, duendes, elfos, sirenas, … son seres invisibles que participan de la obra creadora de la naturaleza en cada uno de sus cuatro planos de manifestación, representados por los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Gnomos y enanos son los espíritus correspondientes al elemento Tierra. Ellos son los encargados de la evolución de las piedras hasta alcanzar la pureza de las piedras preciosas, y de los metales hasta su transmutación en oro. Ellos son los fabricantes de los tesoros que se ocultan en el subsuelo y en las cavernas, y ellos son, también, sus terribles defensores. Por otra parte, hay otros seres aún más terroríficos, que trabajarían a las órdenes de los espíritus antes mencionados: son los dragones. Aquellos reptiles que vuelan y escupen fuego, y que duermen en un lecho de oro, protegiendo los más asombrosos tesoros. Otros habitantes míticos de las cavernas son los gigantes, ogros y cíclopes, como el que es vencido por Ulises en la Odisea…. De toda esta magia participa la leyenda, con la historicidad y realismo que caracterizan el mundo imaginario español, del Tesoro de los Cinco Reyes.
El profesor Laza Palacio encontró durante sus excavaciones un candil de cerámica en el que se habían introducido 6 monedas de oro almorávides, de la época de Alí ibn Yusuf. Su interpretación, después de conocer que para algunas tribus saharauis, herederas de las tradiciones almorávides, el número 6 es de gran valor mágico y supersticioso, fue que aquel tesorillo fue ocultado intencionadamente junto a una de las bocas de acceso a la cueva, como parte de un ritual mágico de ocultación del tesoro; quizás un ritual de invocación a poderosos genios de la tierra que, desde su lámpara mágica, protegiesen el tesoro de la codicia de los saqueadores.

La leyenda se completa con la intervención de aquel personaje, llamado Antonio de la Nari, natural de Suiza, quecueva del tesoro

Cueva del Tesoro 2.jpg por JamesNarmer a través de la licencia CC BY-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.espasó casi 30 años buscando el legendario tesoro de los cinco reyes mahometanos, abriendo con dinamita galerías y pasadizos, y que murió en 1847 en una de sus explosiones. Los lugareños aseguran que su espíritu vaga todavía por los laberínticos pasillos rocosos, buscando el fabuloso tesoro que aún hoy permanece oculto…

Quizás nunca hubo allí ningún tesoro real, o quizás sí que lo estuvo pero fue robado al poco tiempo de esconderse por alguno de los implicados en su ocultación… o quizás los ritos mágicos tuvieron éxito y el tesoro se encuentra aún ahí, al alcance de nuestras manos pero fuera del alcance de nuestros ojos… O quizás el tesoro se encuentra ante nuestros mismos ojos, pero es de una naturaleza tan distinta a la que esperábamos que por eso somos ciegos a él….

EL SANTUARIO DE NOCTILUCA

La más impresionante de todas las salas, a la que se llega pasando por una serie de galerías laberínticas, es el Santuario de Noctiluca, sala en la que se encuentra un “betilo” o formación rocosa en la que la imaginación nos hace ver un perfil tosco femenino con una especie de tocado atravesado por una oquedad redonda, que simbolizaría a la Luna. Al pie de este misterioso rostro se encuentra otra formación de menor tamaño, con una curiosa forma de media luna, que nos hace recordar la media luna a los pies de la Virgen María Inmaculada, o la antigua barca de Isis. Una serie de pilas o vasos comunicantes rodea el conjunto en forma descendente, haciendo caer el agua que se infiltra sobre todo en época de lluvias, desde la pila superior hasta la inferior. En estas pilas se encontraron restos de cenizas pertenecientes a animales sacrificados, que sitúan la utilización del complejo ritual en el Neolítico.
Rufo Fiesto Avieno dice en su “Ora Marítima” : “… bajo el dominio de los tartesios existe allí, frente a la ciudad (Mainake o Málaga) una isla, consagrada antes por los habitantes a Noctiluca” . Noctiluca era esa diosa lunar de la fecundidad, la vida y la muerte del Neolítico, anterior al parecer incluso a los tartesios, que entre los fenicios fue representada en forma de betilo en la Tierra, y por las distintas fases de la Luna en los Cielos. El culto a esta divinidad, bajo estos mismos elementos, fue representado también en las monedas fenicias de Malaka (Málaga), todo lo cual confirma a la llamada Cueva del Tesoro como el antiguo Santuario de esta antiquísima y misteriosa divinidad.

Al simbolismo de las cavernas como lugar de ocultación de tesoros, se suma, pues, el simbolismo de la caverna como lugar mágico y sagrado.
El significado simbólico de las cuevas está relacionado con los misterios de la muerte así como del nacimiento. Como “puerta de los infiernos” o entrada al mundo de los muertos, fueron utilizadas desde el Paleolítico como lugares de enterramiento. Pero las grutas eran, a la vez, representaciones de vientre generador de la Madre Tierra, “matrix genetrix”, útero telúrico regenerador de la Vida, que las convertían en lugares de nacimiento de los dioses, héroes y espíritus . Esta confluencia de la vida y la muerte en las cuevas las convertía en los centros adecuados para la realización de los ritos de la muerte iniciática, a través de los cuales el adepto, recorriendo el camino hasta el mundo de los muertos y regresando nuevamente al de los vivos, se convertía en iniciado.
En la cueva malagueña que nos ocupa, a este simbolismo telúrico se suma el simbolismo de la Luna y de las aguas marinas. El origen marino de la gruta, su cercanía y conexión al mar, y la relación de las mareas con el influjo de la Luna, convierten a este lugar en el punto de confluencia de los misteriosos poderes femeninos de la Naturaleza, en el centro sagrado de los misterios del renacimiento.

Magia y misterio se suman en la Cueva del Tesoro de manos de la geología, de ritos ancestrales y de narraciones legendarias. Hayan o no enterradas piedras preciosas y oro, vaguen o no vaguen por sus galerías dragones, gigantes o las almas torturadas de enloquecidos buscadores de riquezas, el tesoro del antiguo culto a la misteriosa y antigua Diosa Madre vive aún entre las curvas y pulidas paredes de la más mágica de las cuevas de Málaga.

Para visitar: http://turismoenrincon.es/que-ver/

Otros lugares mágicos de Málaga: https://centronaos.com/el-monte-gibralfaro-lugares-magicos-de-malaga

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Málaga mágica: La Catedral de Málaga https://centronaos.com/malaga-magica-la-catedral-de-malaga https://centronaos.com/malaga-magica-la-catedral-de-malaga#respond Sun, 20 Sep 2020 19:28:32 +0000 https://centronaos.com/?p=2036 [fusion_builder_container hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» menu_anchor=»» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» background_color=»» background_image=»» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» parallax_speed=»0.3″ video_mp4=»» video_webm=»» video_ogv=»» video_url=»» video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» overlay_color=»» video_preview_image=»» border_color=»» border_style=»solid» padding_top=»» padding_bottom=»» padding_left=»» padding_right=»» type=»legacy»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding_top=»» padding_right=»» padding_bottom=»» padding_left=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» center_content=»no» last=»true» min_height=»» hover_type=»none» link=»» border_sizes_top=»» border_sizes_bottom=»» border_sizes_left=»» border_sizes_right=»» type=»1_1″ first=»true»][fusion_text]

catedral de MálagaEn la actualidad, el lugar de donde irradia el poder que la mirada hacia lo sagrado de los hombres plasma en la Tierra, en esta ciudad de Málaga, se encuentra en su Catedral, llamada popularmente “la Manquita” por el aspecto de su torre inacabada.

Orígenes

La Catedral de Málaga se encuentra en el lugar que ocupó la Mezquita Mayor durante los ocho siglos de dominación musulmana. Su situación, inmediatamente detrás del puerto y las murallas de la medina, en las inmediaciones de la zona ocupada en tiempos romanos por el conjunto de edificios públicos, nos hace pensar que probablemente se edificara sobre la antigua basílica romana. Típicamente, la basílica romana se situaba cerca del foro, y tenía, antes de la implantación del cristianismo, la función de tribunal y lugar de reunión de los ciudadanos. En los primeros siglos del cristianismo, estos edificios fueron sacralizados y convertidos en tempos paleocristianos.
Cabe esperar que, tras la caída del Imperio Romano y los sucesivos conflictos entre vándalos, bizantinos y visigodos en nuestra región, este templo paleocristiano fuese reutilizado como tal hasta la invasión de los árabes, los cuales construirían su Mezquita sobre suelo ya consagrado, sustituyendo un culto por el otro, como en tantas ocasiones se ha hecho a lo largo de la historia.

De Mezquita a Catedral

La Mezquita era un edificio constituido por cinco naves, con ciento trece columnas, y un patio con catedral de Málaganaranjos rodeado de galerías por tres de sus lados. Después de la conquista de la ciudad por los cristiano, los Reyes Católicos ordenaron la consagración de la Mezquita para que fuera dedicada al culto de Santa María de la Encarnación. Pero la antigua Mezquita no se adaptaba bien al culto cristiano, por lo que se decidió derruirla y construir un templo nuevo.
La idea que inspiró la construcción de la Catedral y todo el conjunto de obras de arte que revisten su interior es la del Triunfo de la Iglesia, a través del Ciclo de la Redención. Una idea de Triunfo que se ramifica hacia el Santuario de Nuestra Señora de la Victoria, patrona de Málaga, y que quizás constituya una de las claves para entender el carácter jovial, alegre y despreocupado de los malagueños.

Para saber más: http://www.malagaturismo.com/

Otros lugares de Málaga: https://centronaos.com/el-monte-gibralfaro-lugares-magicos-de-malaga

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La filosofía estoica, actual y práctica https://centronaos.com/la-filosofia-estoica-actual-y-practica https://centronaos.com/la-filosofia-estoica-actual-y-practica#respond Sat, 13 Jun 2020 16:40:45 +0000 https://centronaos.com/?p=2047 [fusion_builder_container hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» menu_anchor=»» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» background_color=»» background_image=»» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» parallax_speed=»0.3″ video_mp4=»» video_webm=»» video_ogv=»» video_url=»» video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» overlay_color=»» video_preview_image=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» padding_top=»» padding_bottom=»» padding_left=»» padding_right=»»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding_top=»» padding_right=»» padding_bottom=»» padding_left=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» center_content=»no» last=»no» min_height=»» hover_type=»none» link=»»][fusion_text]

Escrito por Juan Manuel de Faramiñán Fernández-Fígares

Aunque la filosofía estoica está dividida en varias etapas, existen una serie de elementos comunes que aportan unidad al conjunto de esta filosofía dentro de los casi seis siglos de desarrollo que experimenta.

Se debe tener en cuenta que el estoicismo es, en cierto modo, el heredero de la decadencia griega, de una época de profundos cambios sociales y políticos que coinciden con la irrupción del Imperio macedonio y, sobre todo, con la muerte de Alejandro Magno, acaecida en torno al año 323 a. C. No se trata, sin embargo, de un periodo negativo en sentido lato, sino de un gozne histórico en el que se produce el paso de una forma de entender al mundo y el ser humano, apoyada en la estructura organizativa de la ciudad-Estado y el ágora, a otra en la que las fronteras identitarias se pierden y difuminan en el complejo crisol cultural del acervo helenístico.

Ante este panorama, el espacio público, antiguo origen y acicate de la filosofía, se torna insuficiente para resolver los nuevos interrogantes que la inestabilidad y diversidad política generan en la ciudadanía. De ahí que, de la mano de las nuevas necesidades sociales, surjan otras vías de reflexión y desarrollo humano, modelos de pensamiento actualizados y acordes a las nuevas perspectivas históricas. Tal es el caso de la escuela que nos ocupa, el estoicismo, una filosofía para tiempos de crisis que, ante la pérdida de valores e identidad propia de los momentos de cambio, invita al ser humano a mirar hacia dentro y a reencontrarse con su naturaleza universal a través de sí mismo.

El panorama filosófico que acompaña al estoicismo en su alumbramiento es, por otro lado, tremendamente heterogéneo, pues, aunque en el siglo III a. C. el fértil legado socrático también se hallaba en un claro estado de debilitamiento, el amplio abanico de escuelas que surgen gracias a él (la Academia, el Liceo, la escuela megárica, la cirenaica, los cínicos…) sirven de sustrato a la filosofía estoica o «zenoniana» (primer nombre con el que se la conocerá en honor a Zenón de Citio, su primer fundador). También persisten en la época algunos vestigios de las más viejas filosofías «presocráticas», como las escuelas de Pitágoras, de Heráclito o de Parménides, y la influencia de las «nuevas» tradiciones orientales, que comienzan a abrirse camino en Occidente gracias al comercio y las migraciones. Por todo ello, la escuela estoica no solo se alimenta de la filosofía del momento, sino que bebe de tres de las grandes tradiciones de la época: la tradición semita-cananea y su concepción moral, la socrática-platónica y aristotélica con su característica lógica y dialéctica, que hacen del logos humano un reflejo del logos universal, y la física de Heráclito, de la que toma Zenón toda la cosmovisión panteísta de su filosofía y su percepción ígnea de los ciclos históricos.

Fundamentos de la filosofía estoica

Acrópolis de AtenasZenón y el estoicismo

En cualquier caso, de todas estas influencias cabe destacar la aportación que, dentro de la tradición socrática, hace la escuela cínica al estoicismo, pues es ella quien imprime ese carácter virtuoso a la filosofía de Zenón que lo lleva a buscar siempre un modelo de conducta que sea riguroso y que le permita alcanzar la autarquía o absoluta independencia de todo lo exterior. Al igual que los cínicos, los estoicos son naturalistas, es decir, buscan la frugalidad y el desapego viviendo de acuerdo con la naturaleza y despertando un profundo amor a la vida. Esta perspectiva, unida a una fuerte convicción de que todo cuanto acontece es causa, a su vez, de una causa ulterior y necesaria, lleva a los estoicos a desarrollar una absoluta confianza en «lo proveído», es decir, a pensar que solo corresponde al ser humano decidir cómo se quiere actuar ante las cosas que le han sido «dadas». Alrededor de esta concepción del mundo heredada de Heráclito y del amor fati o amor al destino propio de los cínicos, Zenón desarrolla tres de los grandes temas del estoicismo:

* Dios y el cosmos son una misma cosa (panteísmo). El espacio y el tiempo son las dimensiones mismas de la divinidad en el interior de las cuales los seres desarrollan su existencia.

* La presencia de Dios se traduce en armonía y simpatía universal. La presencia temporal de Dios se expresa mediante el Destino y la Providencia, al igual que su presencia espacial se traduce en una interrelación simpática entre todos los seres.

Ante esta interpretación del destino, el estoicismo reivindica un modelo vital y moral que busca el acuerdo con la naturaleza en dos etapas: en primer lugar, tendiendo a la indiferencia respecto a lo que nos da la causa exterior, que hay que aceptar sin desear que sea diferente; en segundo lugar, subordinando las acciones y las tendencias a la actividad de la naturaleza con nuestra voluntad, es decir, queriendo que las cosas sean como son. Para ello, su filosofía se divide en tres campos armónicos e interrelacionados:

1. La física (o lo que concierne a la relación del ser humano con la naturaleza): el campo de los deseos y las aversiones, aprender a desear lo que depende de nosotros y ser indiferentes a lo que no depende de nosotros. Rechazar todo intento por pretender que las cosas sean como a nosotros nos gustaría que fuesen. Comprender que todas las partes que conforman la naturaleza están interconectadas.

2. La ética (la relación del ser humano con los demás): el campo de los impulsos o de la acción. Solo actuar en función de lo que depende de nosotros o es bueno para el conjunto. Sentirse ciudadanos universales.

3. La lógica (la relación del ser humano consigo mismo): el campo del asentimiento como la facultad de criticar y juzgar cada representación para poder dar nuestro asentimiento conforme a un juicio verdadero u objetivo. Buscar la armonización interior con la armonía inherente a la naturaleza.

Desde este prisma, la lógica nos enseña a descubrir los nexos causales; la física, a tomar conciencia de la armonía y simpatía del mundo; y la ética, que la ataraxia o imperturbabilidad del ánimo nacen de un consentimiento del alma al curso de todas las cosas. Las tres tienen un único fin, hacernos conocedores de la naturaleza divina como un todo simpático a sí mismo, organizado y libre con el cual tenemos que vivir en un acuerdo constante.

El deber social en la filosofía estoica

El deber social está, por lo tanto, íntimamente vinculado con la naturaleza social del ser humano, porque Marco Aureliocada individuo está unido a los demás por medio de la inteligencia universal de la que todos participan, es decir, está conectado por arriba, primero por la ciudad de la humanidad y después por la ciudad física a la que pertenece. Por ello, para los estoicos existe un tipo de solidaridad cósmica que une fraternalmente a todos los seres que participan del logos universal, y por eso existen unos deberes éticos y sociales de los unos respecto de los otros y de todos respecto de la naturaleza de la que forman parte (el hombre es apenas una parte más del todo). En consecuencia, mediante el estudio de la física, el ser humano toma conciencia de su papel en el mundo.

Sin embargo, este conocimiento epistemológico de la naturaleza conlleva, para el estoico, un proceso previo de ascesis y entrenamiento, pues solo el sabio sabe realizar este proceso de forma adecuada y llegar así a una correcta comprensión del mundo. De esta suerte, distinguen tres grados posibles de conocimiento: el estado de ignorancia, el conocimiento básico de la muchedumbre (la opinión y la creencia) y la ciencia propia de los sabios, los únicos capaces de hacer coincidir su propia razón con la razón universal. A mitad de camino entre la no sabiduría inconsciente del insensato y la sabiduría del sabio, se encuentra la no sabiduría consciente del filósofo.

De hecho, el proceso epistemológico del estoicismo se apoya sobre este reconocimiento socrático de la propia ignorancia, a través de un itinerario cognitivo que es, al mismo tiempo, empirista e idealista y que parte de la premisa de que el primer contacto con la realidad del sujeto viene siempre de la mano de sus sentidos (cuya información es siempre verdadera por cuanto transmiten y reproducen siempre algo real). En efecto, para los estoicos, la primera información que el ser humano recibe del mundo es por medio de una representación (visum o fantasía), una impresión sensitiva que generalmente produce una reacción emotiva en el alma y ante la que el sujeto puede reaccionar aceptando sus efectos o rechazándolos. De ahí que el estoico considere que las cosas tienen una naturaleza propia distinta a la que cada uno percibe, pues una vez que el sujeto recibe la impresión representativa, esta puede ser aprehendida de manera desapasionada (que es lo que hace el sabio) o puede dejarse arrobar por la impresión que de manera falseada se ha hecho de la misma.

En cualquier caso, para el estoico, la impresión anímica que producen las representaciones es igual tanto en el sabio como en el ignorante, por lo que la diferencia estriba únicamente en el juicio que cada uno realiza en el momento del contacto. Por esta razón, una vez que el alma recibe imágenes que proceden de las sensaciones del cuerpo, se debe desarrollar un discurso interior comprensivo. En este discurso o juicio, el ser humano debe comprender que no son las cosas las que lo conmueven, sino la idea preconcebida que tiene de ellas, es decir, la representación que se ha hecho de las mismas, y que de no realizar el juicio correctamente se verá arrastrado por las circunstancias sin poder determinar qué son ni de dónde provienen.

De este juicio surge, además, un impulso de deseo o de rechazo, por lo que, dado que el ser humano se siente naturalmente inclinado hacia el bien y repelido por el mal, debe tratar de alcanzar una conclusión comprensiva que le permita determinar si lo que se le ha representado es verdaderamente bueno o malo. De ahí que, para los estoicos, la representación sea como una impresión que el objeto o el acontecimiento produce en el alma y que es modificada en función de la calidad y consistencia de esta última. Así, en la medida en que el alma es fuerte e independiente, la modificación que produce el afecto o la aversión es menor, por lo que la representación es cada vez más acorde con la realidad.

Dolor y deseo

En este sentido, el estoicismo diferencia cuatro géneros de afecciones anímicas o pasiones en función de su ámbito temporal de proyección. En el presente, el dolor como contracción irracional del ánimo ante lo que se juzga como malo, y la concupiscencia como consecuencia de un apetito irracional descontrolado hacia lo que consideramos bueno. En el futuro, el temor a lo que es considerado como malo que aún no ha sucedido y el deseo respecto de lo que parece apetecible.

Ante ello, el estoico debe tener siempre presente tres cosas: qué es el bien para él, que su libertad depende de las opiniones y que tan solo existe el instante presente. Dentro de este marco existencial, determina una diferencia fundamental entre aquellas cosas que dependen de nosotros y aquellas que no dependen de nosotros y comprende que tan solo las primeras pertenecen al ámbito de la voluntad humana, siendo las demás indiferentes. De este modo, considera que no son los acontecimientos lo que causan perjuicios y dolor a los seres humanos, sino la forma en la que actuamos frente a ellos, por lo que admirar lo exterior tan solo puede arrastrarnos al miedo y al desconcierto propio del deseo desmedido. Estas vibraciones del alma tienen la capacidad de convertirnos en esclavos de las circunstancias y de aquellos que tienen poder sobre lo que tememos o deseamos. Por ello, el ideal de sabiduría del estoico es la ataraxia o imperturbabilidad del ánimo, un estado de equilibrio y serenidad interior al que solo se puede llegar prestando más atención a lo que nos sucede internamente que a lo que acontece en el exterior.

Cabe aclarar que, aunque para los estoicos todo está contenido en cuerpos o corpúsculos de manera que todo está en todo, admiten la existencia de cuatro entidades incorpóreas, inteligibles, inactivas e impasibles: el expresable (el ser de las cosas), el vacío, el lugar y el tiempo. No obstante, cada una de ellas se expresa, a su vez, en un mismo cuerpo: el expresable, como el verdadero ser de las cosas que hay que alcanzar; el vacío, como la contraposición a lo finito más allá de los límites del mundo en lo infinito; el lugar, como el espacio ocupado por los cuerpos; y el tiempo, como la manifestación tácita del destino y la Providencia a través del movimiento.

El acceso a estos incorporales se lleva a cabo mediante un buen uso de las representaciones, para cuyo juicio y valoración el ser humano debe siempre tener en cuenta que tan solo hay tres actos que dependen del alma y que, por lo tanto, son libres y no están sujetos a impedimentos, a saber, el deseo de adquirir lo que es bueno y la aversión sobre lo que se considera malo, el impulso para actuar y el poder realizar un juicio apropiado sobre el verdadero valor de las cosas. El resto de las cosas, como realmente no depende de uno, son también ajenas, inconsistentes, serviles y sujetas a impedimento. Así, por ejemplo, el cuerpo, las riquezas, las honras y los reconocimientos o el poder exterior son elementos todos ellos sobre los que no es posible ejercer un control absoluto.

Ejercicios de virtud

Algunos ejercicios estoicos para alcanzar estos ideales de virtud y comportamiento son:

1. No opinar, describir las cosas y los acontecimientos desapasionadamente, tal como son realmente y no como nos las representamos (las cosas no nos afectan por lo que son, sino por la opinión que nos hacemos de ellas).

2. Ser un atleta del acontecimiento, vivir la vida como una prueba.

3. Disponer de un equipamiento sencillo de reglas a aplicar en caso de dificultad o duda.

4. Escuchar y no intentar demostrar nada. Hablar solo de lo que se conoce.

5. Leer y reflexionar por escrito. Examen al final del día de lo ocurrido y de cómo se ha reaccionado. Recordar todos los días cuál es el bien para nosotros.

6. Gimnasia y abstinencia. Aprender a guardar silencio.

7. Diferenciar lo que depende de nosotros y lo que no, mostrar indiferencia ante esto último.

8. Esperar antes de reaccionar, examinar las representaciones.

9. Praemeditatio malorum. Anteponerse a lo que nos preocupa y decidir cómo queremos actuar.

10. Observar y ponerse en el lugar de los demás, tratar de comprenderlos desapasionadamente.

11. Ver el mal como un error de juicio.

12. Acompañarse de seres buenos y nobles.

13. No asentir la crítica ni el insulto, mostrar buen humor.

14. No hablar de nosotros mismos, pensar en plural.

15. No culpar a los demás, buscar nuestra propia responsabilidad.

16. Resignarse ante los acontecimientos, pues más fuerte que la ley es la necesidad.

17. Matar la ambición de lo exterior, buscar solo la libertad interior (ataraxia).

18. No dejarse llevar por el miedo.

19. Desconfiar de los elogios.

20. Comprometernos y ser fieles a nuestra palabra.

Como podemos ver, el estoicismo se presenta como una sana alternativa filosófica para interpretar el mundo que, a través de la libertad y la autarquía interior, hace del ser humano un sujeto independiente, pero al mismo tiempo responsable de la sociedad de la que forma parte indisoluble. Así, con sus postulados y su hermenéutica, esta filosofía nos invita a tener una vivencia más plena de nosotros mismos, de los demás y de la naturaleza, liberándonos con ello de los miedos, las frustraciones y los complejos que se nos adhieren por una mala comprensión de la vida en comunidad y que nos hacen vivir en una especie de conflicto permanente de todos contra todos. De este modo, con su ideal del ciudadano del mundo y su arquetipo del sabio, el estoicismo derriba las viejas murallas del egocentrismo cultural y nos impulsa a elevar nuestra mirada más allá de los desgastados baluartes de las diferencias raciales, religiosas o culturales. Una ascensión hasta la cima de nosotros mismos donde se intuye un origen común para todos los caminos.

Bibliografía consultada y recomendada

Bréhier, É.: La teoría de los incorporales en el estoicismo antiguo. Editorial Leviatán. 2011.

Crisipo de Solos: Testimonios y fragmentos. Editorial Gredos. Madrid, 2006.

Zenón et alii: Los estoicos antiguos. Editorial Gredos. Madrid, 1996.

Elorduy, E.: El estoicismo. Tomos I y II. Editorial Gredos. Madrid, 1972.

Gagin, F.: ¿Una ética en tiempos de crisis?: ensayos sobre estoicismo. Universidad del Valle. Santiago de Cali, 2003.

Hadot, P.: Ejercicios espirituales y filosofía antigua. Editorial Siruela. Madrid, 2006.

Musonio Rufo: Disertaciones y fragmentos menores. Editorial Gredos. Madrid, 1995.

Epicteto: Disertaciones por Arriano. Editorial Gredos. Madrid, 1993.

Pigliucci, M.: Cómo ser un estoico. Editorial Ariel. Barcelona, 2018.

Rist, J.M.: La filosofía estoica. Editorial Ariel. Barcelona, 2017.

Para saber más: https://www.revistaesfinge.com/filosofia/filosofos/item/1896-seneca-el-valor-del-tiempo

No te pierdas: https://centronaos.com/event/estoicismo-para-la-vida

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El Monte Gibralfaro: Lugares mágicos de Málaga https://centronaos.com/el-monte-gibralfaro-lugares-magicos-de-malaga https://centronaos.com/el-monte-gibralfaro-lugares-magicos-de-malaga#respond Thu, 04 Jun 2020 16:27:51 +0000 https://centronaos.com/?p=1983 [fusion_builder_container hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» menu_anchor=»» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» background_color=»» background_image=»» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» parallax_speed=»0.3″ video_mp4=»» video_webm=»» video_ogv=»» video_url=»» video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» overlay_color=»» video_preview_image=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» padding_top=»» padding_bottom=»» padding_left=»» padding_right=»»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding_top=»» padding_right=»» padding_bottom=»» padding_left=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» center_content=»no» last=»no» min_height=»» hover_type=»none» link=»»][fusion_text]

Monte Gibralfaro

Monte Gibralfaro

En este artículo hablaremos del Monte Gibralfaro, uno de los lugares más representativos de Málaga. Reconocida como paso natural hacia África, Málaga ha sido a lo largo de su historia punto de encuentro y de intercambio de culturas. Y si queremos buscar el “ombligo” telúrico y ancestral de la ciudad de Málaga, hemos de mirar hacia su Monte Gibralfaro, cuyo perfil coronado con el Castillo y la Alcazaba son la principal característica de la ciudad.

El primer asentamiento humano de importancia, Malaka, fundada por los fenicios, estuvo emplazado a los pies del monte Gibralfaro, en el espacio que hoy ocupa la Alcazaba, el mismo espacio que luego ocuparon los romanos y más tarde los árabes. La zona principal se concentraría junto al puerto, situado en la esquina occidental del actual Palacio de la Aduana, junto a la Alcazaba y Puerta Oscura, pues el mar, que hoy se encuentra tan alejado, separado por el puesto y el amplio Paseo del Parque, lamía entonces la parte baja de los actuales jardines.

Los romanos ocuparon y utilizaron la ciudad ya existente, añadiéndole algunos edificios públicos y una muralla defensiva exterior al muro fenicio. La ladera sur, con su frente marítimo dedicado a las actividades portuarias, estaba ocupada por lujosas villas.


Pero los edificios públicos y religiosos (termas, teatro, templos…) formarían parte de una ordenación dispuesta en terrazas escalonadas sobre la ladera noroccidental del monte Gibralfaro. Al pie de la colina se han encontrado los restos arqueológicos de importantes edificios públicos, entre los que destaca el teatro romano, descubierto en 1951 en las proximidades de la calle Alcazabilla, y construido en tiempos de Augusto. Frente al teatro, bajo cimientos recientemente construidos, se encuentran los restos de las Termas, que parecen extenderse bajo los jardines de Ibn Gabirol.

Vistas Monte Gibralfaro
En esta misma ladera, por encima de la ciudad, se encontraba la necrópolis, que siguió siendo lugar de enterramiento para los árabes. Y en la cima se encontrarían los templos más importantes, cuya ausencia física debemos achacar a la tradicional reutilización de los lugares sagrados en la superposición de sucesivas culturas. En numerosas fuentes árabes el nombre de Gibralfaro aparece muy citado en relación con una rábita o monasterio que hubo en su cima y con el gran cementerio existente en su ladera noroeste.

Y 2000 años más tarde de la fundación de Malaka, cuando en tiempos de Yusuf I (que reinó desde 1.333 a 1.354) se construyó el castillo por la necesidad de proteger a la ciudad del ataque de los cañones, la presencia de una mezquita en el interior de la fortaleza aún conservaba el carácter sagrado de este espacio privilegiado. Sobre esta misma mezquita fue edificada una iglesia cuando la ciudad fue conquistada por los Reyes Católicos, pero a partir de este momento el uso militar del cerro fue dominando sobre el uso sagrado, y la antigua Acrópolis dejó de existir definitivamente con el abandono de la iglesia cristiana.

Para más información: http://www.malagaturismo.com/es/recursos-turisticos/detalle/castillo-de-gibralfaro/12

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