{"id":1994,"date":"2020-06-06T16:26:16","date_gmt":"2020-06-06T16:26:16","guid":{"rendered":"https:\/\/centronaos.com\/?p=1994"},"modified":"2020-06-11T07:35:13","modified_gmt":"2020-06-11T07:35:13","slug":"la-etica-en-medicina-hasta-la-actualidad","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/centronaos.com\/la-etica-en-medicina-hasta-la-actualidad","title":{"rendered":"La \u00e9tica en medicina hasta la actualidad"},"content":{"rendered":"

 <\/p>\n

La \u00e9tica m\u00e9dica en la historia hasta la actualidad. Por Antonio Alzina<\/p>\n

La asistencia m\u00e9dica a los enfermos es un acto esencialmente humano con una dimensi\u00f3n \u00e9tica. Un buscador en la deontolog\u00eda m\u00e9dica, P. Peiro, nos dice: \u201cNo se puede vivir sin una regla moral a la cual est\u00e9n sometidas nuestras acciones\u201c.<\/p>\n

\u00c9tica en la medicina<\/h3>\n

El m\u00e9dico en ejercicio deber\u00e1 tomar decisiones que pueden llegar a influir sobre la libertad o la vida humana. Deber\u00e1 resolver problemas que no dependen solamente de sus conocimientos cient\u00edficos, sino de sus creencias y de sus convicciones humanistas. La conciencia de nuestros propios l\u00edmites, el respeto por la dignidad humana, la capacidad de ponerse en el lugar del paciente, por ejemplo, van a influir de forma evidente en la asistencia m\u00e9dica. As\u00ed sensibilizado con el aspecto humano de la enfermedad, el m\u00e9dico puede comprender que est\u00e1 en presencia de un ser completo que sufre y que tiene necesidad de la ciencia.<\/p>\n

Existe una \u00e9tica general y una \u00e9tica espec\u00edfica de la medicina cuyos or\u00edgenes se confunden. La historia de la \u00e9tica m\u00e9dica es la historia de los ideales profesionales y de los valores asociados que influyen en la funci\u00f3n del m\u00e9dico. Estos ideales \u00e9ticos fueron desarrollados y codificados en cada \u00e9poca por los m\u00e9dicos m\u00e1s renombrados, y constituyeron las normas que se impon\u00edan los practicantes. Desde el alba de la Humanidad, ha habido una imbricaci\u00f3n entre religi\u00f3n y medicina. No es, pues, sorprendente que la \u00e9tica religiosa tenga un sitio particular en la deontolog\u00eda m\u00e9dica. Asimismo, en otras \u00e9pocas, los m\u00e9dicos han descubierto la aplicaci\u00f3n m\u00e9dica y social de los ideales ense\u00f1ados por fil\u00f3sofos y pensadores: los pitag\u00f3ricos, los estoicos y otros.<\/p>\n

La deontolog\u00eda ha variado en funci\u00f3n de las \u00e9pocas hist\u00f3ricas y de las situaciones sociales de la Humanidad. Ante estas fluctuaciones, el hombre ha tratado de establecer una deontolog\u00eda permanente.<\/p>\n

Demos un vistazo a la historia de la deontolog\u00eda y a su evoluci\u00f3n ante los grandes problemas de ayer, de hoy y de ma\u00f1ana. No podemos precisar el momento en que surge la deontolog\u00eda m\u00e9dica, porque nos encontramos en presencia de un proceso continuo en relaci\u00f3n directa con la evoluci\u00f3n del g\u00e9nero humano. La evoluci\u00f3n de la deontolog\u00eda m\u00e9dica est\u00e1 marcada, principalmente, por una serie de c\u00f3digos m\u00e9dicos hist\u00f3ricos, que son no solamente c\u00f3digos deontol\u00f3gico propiamente dichos, sino textos presentados bajo forma de reglas y de preceptos.<\/p>\n

C\u00f3digo de Hammurabi<\/h3>\n

En Mesopotamia, bajo el reinado de Ur Nammu (2050 a. C.) se dictaron una serie de reglas m\u00e9dico-legales, consideradas por algunos autores como el primer c\u00f3digo deontol\u00f3gico conocido de la Humanidad. Este c\u00f3digo ha sido reencontrado en Susa, inscrito en 21 columnas. Uno de los bajorrelieves nos muestra al rey de Babilonia recibiendo unas normas de manos del rey sol.<\/p>\n

El C\u00f3digo de Hammurabi, primer reglamento jur\u00eddico regidor del acto m\u00e9dico, contiene alusiones claras en cuanto a los honorarios m\u00e9dicos, as\u00ed como a las sanciones previstas en caso de errores terap\u00e9uticos. En general, este c\u00f3digo trata de la relaci\u00f3n entre los m\u00e9dicos, los pacientes y la sociedad.<\/p>\n

Consejos de Esculapio<\/h3>\n

Menos conocidos que el juramento de Hip\u00f3crates, los \u201cconsejos de Esculapio\u201d, destinados a los estudiantes de medicina, constituyen un texto magn\u00edfico sobre las bases y las motivaciones de la profesi\u00f3n m\u00e9dica. Se revisan detalladamente los deberes, as\u00ed como los sacrificios y las satisfacciones que implica el ejercicio de la medicina. Es un conjunto deontol\u00f3gico que dif\u00edcilmente se puede sobrepasar. He aqu\u00ed algunos puntos:<\/p>\n

\u201c\u00bfDeseas ser m\u00e9dico, hijo m\u00edo? Esta aspiraci\u00f3n es la de un alma generosa, la de un esp\u00edritu \u00e1vido de ciencia. \u00bfHas pensado bien lo que ser\u00e1 tu vida? Deber\u00e1s renunciar a tu vida privada.<\/p>\n

Mientras que la mayor\u00eda de tus conciudadanos, una vez cumplidas sus tareas, pueden aislarse, lejos de los inoportunos, tu puerta deber\u00e1 estar siempre abierta para todos.<\/p>\n

Si amas la verdad, deber\u00e1s callarla, sin embargo. Deber\u00e1s ocultar a algunos pacientes la gravedad de su mal; porque esta verdad podr\u00eda herirles. No pretendas enriquecerte con esta actividad. Te lo he dicho: es un sacerdocio y no ser\u00eda decente que obtengas ganancias tan importantes como las de un comerciante de aceite o un comerciante de lanas.<\/p>\n

Estar\u00e1s solo cuando est\u00e9s triste, solo cuando estudies, solo rodeado del ego\u00edsmo humano.<\/p>\n

Si estimas el hecho de ser pagado con el alivio de una madre, con la sonrisa de aquel que ya no sufre, entonces\u2026 hazte m\u00e9dico, hijo m\u00edo\u201d.<\/p>\n

\u00c9tica m\u00e9dica en la Antig\u00fcedad: El juramento de Hip\u00f3crates<\/h3>\n

\"Hippocrates
\nLa afirmaci\u00f3n \u201cA excepci\u00f3n de las fuerzas ciegas de la Naturaleza, todo lo que vive o muere viene de Grecia\u201d es aplicable, en parte, a la deontolog\u00eda m\u00e9dica. La concepci\u00f3n griega de la pr\u00e1ctica m\u00e9dica ha dominado durante la Antig\u00fcedad en el Mediterr\u00e1neo. La doctrina que toma su impulso en la costa oeste del Asia Menor y que, a continuaci\u00f3n, se extender\u00e1 a todo el mundo griego, hunde sus numerosas ra\u00edces tambi\u00e9n en la civilizaci\u00f3n minoica, en la asirio-babil\u00f3nica y en la civilizaci\u00f3n egipcia (es de esta \u00faltima, seg\u00fan L. Entralgo, de donde surgir\u00e1 la deontolog\u00eda griega). Por otra parte, no olvidemos que los personajes que conocemos no son sino representantes de un sistema que se extiende tanto en el espacio como en el tiempo, y que es el resultado de siglos de b\u00fasquedas protagonizadas por los fil\u00f3sofos j\u00f3nicos e italo-griegos del siglo VI a. C., hasta la muerte de Galeno a fines del siglo II d. C.<\/p>\n

Como escribi\u00f3 W. Jaeger en su Paideia, los siglos VI y V a. C. constituyen, desde el punto de vista de la \u00e9tica y de la aplicaci\u00f3n social de la medicina, un momento extraordinario de la Historia. El m\u00e9dico de tendencia hipocr\u00e1tica ejerce seg\u00fan ciertos principios \u00e9ticos, basados en su amor por la ciencia y por la Humanidad. \u201cAll\u00ed donde hay amor por el hombre, hay amor por la ciencia\u201d (Preceptos, 6).<\/p>\n

Los textos de contenido \u00e9tico m\u00e1s evidente son el \u201cJuramento\u201d, \u201cLos preceptos\u201d, \u201cDel m\u00e9dico\u201d y \u201cDe la decencia\u201d.<\/p>\n

El Juramento ser\u00e1 el texto m\u00e1s extendido del Corpus Hipocraticum, desde la Constantinopla del siglo X (punto culminante del humanismo bizantino) hasta la Venecia del siglo XIV (primera edici\u00f3n impresa del texto), desde la bula Quod jusicurandum (1531) del papa Clemente VII, hasta la Asociaci\u00f3n M\u00e9dica Mundial (1948). Todas las normas deontol\u00f3gicas que encontramos en este texto tienen una base y un objetivo com\u00fan: ayudar al enfermo y proteger su integridad personal. El hecho de que estos principios sean formulados en unas normas generales refleja, por otra parte, un elemento propio de la medicina antigua: \u201cLa convicci\u00f3n de que el m\u00e9dico y el paciente son seres de igual valor, que su relaci\u00f3n es decisiva para el ejercicio de la medicina y que en esta relaci\u00f3n, el inter\u00e9s del enfermo es lo m\u00e1s importante\u201d.<\/p>\n

El principio de \u201cactuar a favor y no en perjuicio de\u201d expresa claramente la filosof\u00eda m\u00e9dica hipocr\u00e1tica, que se esfuerza por el arte de restablecer la salud. He aqu\u00ed una actitud profesional y \u00e9tica fundamental que se encuentra en todos los autores del Corpus Hipocraticum.<\/p>\n

En el texto encontramos dos partes: la primera se refiere al comportamiento deontol\u00f3gico de la medicina, y la otra, a las obligaciones (no legales, sino de compromiso privado) que contrae con su maestro y la familia de su maestro. Algunos ven en estas \u00faltimas obligaciones una intenci\u00f3n utilitaria, basada en intereses econ\u00f3micos y sociales por parte del que ense\u00f1a. Creemos que esto debe ser interpretado, m\u00e1s bien, como la relaci\u00f3n Maestro-Disc\u00edpulo, como dice Edelstein, \u201cuna paternidad espiritual del maestro hacia su disc\u00edpulo\u201d.<\/p>\n

La referencia a la adquisici\u00f3n de virtudes como la pureza, la santidad y la justicia, expresa toda una \u00e9tica de vida del m\u00e9dico. Esta concepci\u00f3n no admite la existencia parad\u00f3jica de una doble moralidad, una privada y otra profesional, porque, como dice el texto: \u201cmi vida es mi arte\u201d.<\/p>\n

Otros escritos del Corpus Hipocraticum abordan tambi\u00e9n el tema de la deontolog\u00eda. Un texto que pertenece a un grupo de obras tard\u00edas, \u201cDel m\u00e9dico\u201d, comienza por dar algunos consejos claros sobre la necesidad de unificar el comportamiento deontol\u00f3gico con el aspecto est\u00e9tico del m\u00e9dico.<\/p>\n

Prueba de esto es el texto \u201cPrestancia del m\u00e9dico\u201d, seg\u00fan el cual el m\u00e9dico debe ser respetable, perfumado con ung\u00fcentos de buen aroma, \u201cde aspecto aseado\u201d y, en fin, \u201cmuy ordenado en su vida, porque esto tiene buenos efectos sobre su reputaci\u00f3n; que su car\u00e1cter sea el de una persona de bien, seria y afectuosa hacia todos\u201d.<\/p>\n

Del mismo modo, en el tratado \u201cDe la decencia\u201d, volvemos a encontrar la cuesti\u00f3n de la imagen ideal del m\u00e9dico. Aunque hayan recibido honorarios por la pr\u00e1ctica m\u00e9dica y la ense\u00f1anza, los m\u00e9dicos hipocr\u00e1ticos insisten mucho en el rechazo del deseo de posesi\u00f3n y del \u00e1nimo de lucro.<\/p>\n

Desgraciadamente, hoy podemos constatar que un buen n\u00famero de las ense\u00f1anzas hipocr\u00e1ticas siguen siendo te\u00f3ricas: desde la aceptaci\u00f3n de los l\u00edmites de nuestras posibilidades hasta el principio de \u201cactuar a favor y no en perjuicio\u201d, o la concepci\u00f3n hol\u00edstica del ser humano.<\/p>\n

\u00c9tica en la Alta Edad Media: El serm\u00f3n deontol\u00f3gico de Asaph<\/h3>\n

Asaph Ben Berachiach (siglo VI d. C.), disc\u00edpulo jud\u00edo de Hip\u00f3crates, ha respetado su juramento moral. Su c\u00f3digo ha sido largamente expandido en las escuelas m\u00e9dicas de Alejandr\u00eda y de Palestina. Asaph consideraba la medicina como un sacerdocio y una religi\u00f3n. Cre\u00f3 una escuela en la que, para entrar como disc\u00edpulo, era necesario responder a unos criterios, entre los cuales los de orden moral eran los m\u00e1s importantes. Su juramento presenta gran semejanza con el de Hip\u00f3crates.<\/p>\n

Este c\u00f3digo deontol\u00f3gico se impon\u00eda a los disc\u00edpulos como complemento ideol\u00f3gico de su formaci\u00f3n, para transmitirles normas morales elevadas e inspiradoras de la acci\u00f3n m\u00e9dica.<\/p>\n

\"BoticaC\u00f3digos medievales<\/h3>\n

Con la ca\u00edda del Imperio romano, la medicina se separa en dos ramas: la del \u00e1rabe, con su eclosi\u00f3n cient\u00edfica y cultural, y la de los monasterios de la Edad Media. Las dos ramas terminar\u00e1n por converger cinco siglos m\u00e1s tarde en Salerno. All\u00ed tendr\u00e1 lugar una reestructuraci\u00f3n de la medicina, tanto desde el punto de vista de los conocimientos y del tipo de ense\u00f1anza como desde el punto de vista del comportamiento del m\u00e9dico en su profesi\u00f3n (ense\u00f1ar gratuitamente a los pobres, no ense\u00f1ar nada err\u00f3neo, no administrar malos medicamentos, aportar ayuda a su escuela, etc.).<\/p>\n

Los monasterios han tenido un papel decisivo en la conservaci\u00f3n del conocimiento y han aportado una contribuci\u00f3n importante al aspecto humanitario.<\/p>\n

El cristianismo transforma la concepci\u00f3n de la \u00e9tica m\u00e9dica. Tanto el m\u00e9dico como el enfermo deben seguir en su vida un modelo de moralidad muy clara: las ense\u00f1anzas religiosas.<\/p>\n

En el curso de la Edad Media, la evoluci\u00f3n de la \u00e9tica profesional m\u00e9dica est\u00e1 unida a la tradici\u00f3n cristiana, jud\u00eda o isl\u00e1mica.<\/p>\n

El c\u00f3digo deontol\u00f3gico de Lafranc y Arnaldo de Vilanova ilustra c\u00f3mo la \u00e9tica m\u00e9dica occidental de la Edad Media estaba netamente influenciada por la religi\u00f3n cristiana. Las normas de car\u00e1cter religioso y su sentido cristiano obligaban moralmente al m\u00e9dico a ayudar a los pobres gratuitamente, de lo cual, ocasionalmente, deb\u00eda hacer juramento.<\/p>\n

En la \u00e9poca medieval, el cristianismo no oculta el juramento de Hip\u00f3crates. Al contrario, despu\u00e9s de eliminar las invocaciones a los dioses griegos, este juramento permanece entre los m\u00e9dicos cristianos como un c\u00f3digo trascendental.<\/p>\n

En el mundo isl\u00e1mico, adem\u00e1s de la influencia de la estructura social y econ\u00f3mica y de la tendencia a un conocimiento m\u00e1s t\u00e9cnico, la vida religiosa y los preceptos del Cor\u00e1n constituyen la base de los principios \u00e9ticos.<\/p>\n

Mahoma habr\u00eda dicho: \u201cLa primera de las ciencias es la teolog\u00eda, el cuidado del alma; y la segunda, la medicina, el cuidado del cuerpo\u201d.<\/p>\n

El principal responsable de la creaci\u00f3n de hospitales, Haroun al Rashid, decreta en 1876 la construcci\u00f3n de centros de atenci\u00f3n y de hospitales alrededor de toda nueva mezquita, porque esta es la actitud caritativa para con los enfermos prescrita por el Cor\u00e1n. Estas indicaciones, m\u00e1s la adaptaci\u00f3n del juramento de Hip\u00f3crates a la fe isl\u00e1mica, hacen que los m\u00e9dicos \u00e1rabes apliquen una t\u00e9cnica exigente.<\/p>\n

\u201cLa oraci\u00f3n del m\u00e9dico\u201d de Maim\u00f3nides (Mosh\u00e9 ben Maim\u00f3n Rambam), redactada en la baja Edad Media, es una oraci\u00f3n en la cual el m\u00e9dico pide la inspiraci\u00f3n necesaria para cumplir su misi\u00f3n de forma digna y correcta. Pide inspiraci\u00f3n para amar su arte, para preservarlo del cebo de la ganancia, de la ambici\u00f3n y de la gloria, que empa\u00f1an la pr\u00e1ctica m\u00e9dica. Pide estar siempre presto y entusiasta para ayudar a los enfermos, para que ning\u00fan pensamiento extra\u00f1o desv\u00ede su atenci\u00f3n y pueda \u201creconocer la enfermedad\u201d.<\/p>\n

Uno de los primeros tratados de \u00e9tica m\u00e9dica del mundo \u00e1rabe es el Ishag Ibn Ali Al Ruhawi, y se titula \u201c\u00c9tica pr\u00e1ctica de los m\u00e9dicos\u201d (Adab al Tabib). Deja entrever su esfuerzo para descubrir la v\u00eda real del acto m\u00e9dico, m\u00e1s all\u00e1 de los conflictos con las normas culturales de los ideales filos\u00f3ficos griegos y los profetas isl\u00e1micos.<\/p>\n

Contempor\u00e1neo de Al Ruhawi, Isaac Israel\u00ed ejerce como m\u00e9dico en Egipto y en T\u00fanez. Sus trabajos han sido traducidos a varias lenguas y utilizados por los m\u00e9dicos medievales. Conservamos el \u201cLibro de las exhortaciones a los m\u00e9dicos\u201d, que explica de una forma similar a la moderna los preceptos relativos al crecimiento, y las necesidades y las respuestas que es necesario aportar al paciente. Se trata de un c\u00f3digo en parte religioso (los deberes en atenci\u00f3n a Dios), en parte moral y en parte legal. En esta \u00e9poca, la religi\u00f3n, la moral y la ley, que hoy est\u00e1n netamente separadas, estaban \u00edntimamente unidas entre s\u00ed.<\/p>\n

Estos textos y otros como \u201cEl libro del m\u00e9dico espiritual\u201d de Al Razi, han constituido la base \u00e9tica de la \u00e9poca y han tenido influencias en diferentes lugares y tiempos. El mundo musulm\u00e1n ha sido un gran motor para la medicina medieval europea.<\/p>\n

Del siglo XV al XVIII<\/h3>\n

El Renacimiento ha constituido un nuevo nacimiento de la cultura cl\u00e1sica griega y romana, as\u00ed como una tentativa del pensamiento humano para escapar de los l\u00edmites impuestos por la Iglesia y el Estado, a fin de poder experimentar, observar y deducir sin prejuicios ni dogmas, en concordancia entre la religi\u00f3n y las nuevas tendencias seculares.<\/p>\n

Pese a que en 1750 a\u00fan domina la regla seg\u00fan la cual \u201cel m\u00e9dico deb\u00eda ser cristiano\u201d y el primer acto oficial de los nuevos m\u00e9dicos parisienses era una visita colectiva a la catedral de Notre Dame, donde prestaban juramento de defender la religi\u00f3n cat\u00f3lica, es evidente que del siglo XV al XVIII se produce una secularizaci\u00f3n, lenta pero progresiva.<\/p>\n

Aqu\u00ed hay un paso a la moral filantr\u00f3pica. Este fen\u00f3meno, asociado al poder\u00edo creciente del poder civil y a las transformaciones de la vida social, permite el desarrollo de una medicina legal y del derecho m\u00e9dico, que conocer\u00e1 mayores progresos en el siglo XIX. La codificaci\u00f3n de las obligaciones profesionales y sanitarias plantea cuestiones de orden m\u00e9dico-legal y la aplicaci\u00f3n de la deontolog\u00eda.<\/p>\n

El C\u00f3digo de Percival en el siglo XIX<\/h3>\n

A principios del siglo XIX aparece el C\u00f3digo de Percival, que constituye el primer c\u00f3digo de la etapa moderna de la historia de la deontolog\u00eda m\u00e9dica.<\/p>\n

La separaci\u00f3n entre deberes religiosos y civiles, prudente al comienzo, se volver\u00e1 neta y decidida en los siglos XVIII y XIX. A partir de este momento, aparecen dos comportamientos \u00e9ticos dentro de la pr\u00e1ctica m\u00e9dica: el m\u00e9dico religioso y el secular. Este \u00faltimo y su voluntad de dar un fundamento racional a la moral m\u00e9dica, suplantar\u00e1n poco a poco a la medicina religiosa.<\/p>\n

El proceso de secularizaci\u00f3n, que pone en juicio ciertos aspectos de la existencia, tendr\u00e1 influencia sobre el mismo acto m\u00e9dico.<\/p>\n

En 1803, T. Percival (miembro del Manchester Royal Infirmary) edita su \u201c\u00c9tica m\u00e9dica\u201d. Explica, de forma simple, c\u00f3mo debe comportarse el m\u00e9dico con sus colegas, y c\u00f3mo, a trav\u00e9s de unas normas, puede mejorar la idea de servicio ofrecido al paciente y a la sociedad. En verdad, este c\u00f3digo es una gu\u00eda pr\u00e1ctica para resolver problemas y situaciones concretas, tanto en el terreno hospitalario como en el privado; aborda igualmente la legislaci\u00f3n y las relaciones con los farmac\u00e9uticos. El c\u00f3digo \u00e9tico de la American Medical Association, (1847) se inspira much\u00edsimo en \u00e9l.<\/p>\n

\"\u00c9ticaEl siglo XX<\/h3>\n

El siglo XX vivir\u00e1 un proceso t\u00e9cnico-cient\u00edfico, con unos problemas y situaciones que se convierten en otros tantos dilemas graves desde el punto de vista \u00e9tico, y que han sacudido una deontolog\u00eda m\u00e9dica carente de bases filos\u00f3ficas y morales.<\/p>\n

Como ejemplos, podemos citar:<\/p>\n

La enorme carga financiera de la asistencia m\u00e9dica, que recae sobre el enfermo o sobre la compa\u00f1\u00eda aseguradora.
\nLa gran eficacia de algunos tratamientos actuales y el peligro evidente que esto representa.
\nEl riesgo y la precisi\u00f3n de ciertas t\u00e9cnicas exploratorias, como, por ejemplo, la psicoterapia y el diagn\u00f3stico de muerte real.
\nEl papel social de la medicina, que desemboca en presiones diversas ejercidas por el Estado sobre el m\u00e9dico.
\nEl universalismo, porque los problemas \u00e9tico-m\u00e9dicos desbordan los l\u00edmites de la conciencia del m\u00e9dico y las fronteras entre pa\u00edses.
\nEl desarrollo en poco tiempo de la salud p\u00fablica y de la higiene social, las conquistas de la bioest\u00e1tica, la complejidad de la medicina militar, la necesidad imperiosa de trabajar en equipo, el desarrollo de la medicina legal y de la experiencia m\u00e9dico-legal, la desaparici\u00f3n del m\u00e9dico en tanto que \u201cdios social\u201d, el fen\u00f3meno de la despersonalizaci\u00f3n del m\u00e9dico, que hace que la confianza del paciente se vuelque mucho m\u00e1s sobre los medicamentos que sobre el m\u00e9dico que se los administra, el crecimiento de la cr\u00edtica social hacia el acto m\u00e9dico\u2026
\nLa colectivizaci\u00f3n de la medicina en ciertos pa\u00edses europeos, que conlleva sus peligros (independientemente de sus \u00e9xitos, como la eliminaci\u00f3n de la discriminaci\u00f3n en la asistencia m\u00e9dica), tales como la afluencia en masa de enfermos a los consultorios, la dificultad de las relaciones m\u00e9dico-paciente si este \u00faltimo no escoge al m\u00e9dico, la conversi\u00f3n del m\u00e9dico en funcionario, la necesidad de crecientes financieros para una buena asistencia m\u00e9dica, etc.
\nEl m\u00e9dico, que anta\u00f1o era el \u00fanico juez de su decisi\u00f3n, debe ahora aproximarse a su paciente, quien participa de todo el proceso de la enfermedad, del diagn\u00f3stico e, incluso, de la decisi\u00f3n relativa a su propia muerte.
\nLos extraordinarios progresos t\u00e9cnicos y cient\u00edficos: la ingenier\u00eda gen\u00e9tica, los trasplantes, los bancos de esperma, etc.
\nHemos visto c\u00f3mo los griegos supieron conjugar el inter\u00e9s hacia el desarrollo t\u00e9cnico y las normas \u00e9ticas de la profesi\u00f3n. Es indispensable \u2013y hoy, m\u00e1s que nunca, nos damos cuenta de ello\u2013 la existencia de un equilibrio perfecto entre la \u00e9tica y la ciencia. \u201cLa \u00e9tica no debe quedarse a la zaga del avance cient\u00edfico, sino que debe preceder a toda ciencia\u201d.<\/p>\n

El progreso cient\u00edfico y tecnol\u00f3gico, las posibilidades de acci\u00f3n sobre el enfermo y la de mantener la vida o la de provocar la muerte nos hacen m\u00e1s conscientes de la necesidad de unas normas \u00e9ticas claras acerca de lo que es l\u00edcito o il\u00edcito, acerca de los l\u00edmites de nuestra libertad de acci\u00f3n. Esta necesidad se destaca tanto m\u00e1s cuando, como ocurre en la actualidad, la ciencia y la t\u00e9cnica progresan m\u00e1s r\u00e1pido que el establecimiento de una legislaci\u00f3n apropiada, plante\u00e1ndose nuevos problemas inimaginables hace tan solo algunos a\u00f1os. El especial trabajo del m\u00e9dico y su posibilidad de una influencia decisiva sobre el ser humano y la sociedad han exigido siempre una elevada categor\u00eda moral, que se ha apoyado en c\u00f3digos m\u00e9dicos y a\u00fan menos en leyes que reglamenten su conducta.<\/p>\n

La segunda mitad del siglo XX dio nacimiento a unos c\u00f3digos y declaraciones confeccionadas con objeto de responder a este requisito de normas claras en lo \u00e9tico y moral. La \u00e9tica, que durante un tiempo hab\u00eda sido relegada a una parte \u00ednfima a causa del impulso irresistible de la tecnolog\u00eda, es m\u00e1s que nunca necesaria. Las muchas reuniones m\u00e9dicas nacionales e internacionales se han hecho eco de esta necesidad.<\/p>\n

En la actualidad algunos consideran que el \u201cJuramento hipocr\u00e1tico\u201d est\u00e1 desfasado, aunque ha sido dif\u00edcil mejorarlo o reemplazarlo. La Declaraci\u00f3n de Ginebra, que traduce en lenguaje moderno el trasfondo del juramento griego, ha sido adoptada por la O.M.S. en 1848. Y en 1949, la 3.\u00aa Asamblea de la Asociaci\u00f3n M\u00e9dica Mundial ha adoptado su C\u00f3digo Internacional de \u00c9tica M\u00e9dica, dividido en tres vertientes: los deberes de los m\u00e9dicos entre ellos, los deberes de los m\u00e9dicos en general y los deberes de los m\u00e9dicos hacia el paciente. Seguidamente vendr\u00edan otras declaraciones que incidir\u00edan sobre problemas nuevos de urgente consideraci\u00f3n.<\/p>\n

Estas son las principales:<\/p>\n

Declaraci\u00f3n de Sydney (1968).
\nDeclaraci\u00f3n de Oslo (1970).
\nDeclaraci\u00f3n de Helsinki (1964).
\nDeclaraci\u00f3n de Hawai (1954).
\nEl problema de la incertidumbre \u00e9tica
\nLas declaraciones de Percival han resuelto algunos problemas \u00e9ticos en nuestros d\u00edas; sin embargo, en vista de la rapidez del progreso cient\u00edfico, son insuficientes. La avalancha de situaciones y de dilemas \u00e9ticos derivados de las investigaciones de las \u00faltimas d\u00e9cadas ha sorprendido al legislador, que va con m\u00e1s lentitud. He aqu\u00ed algunos ejemplos: secreto m\u00e9dico e informaci\u00f3n, pr\u00e1ctica de la terapia de la hipnosis y de la sofrolog\u00eda, interrupci\u00f3n voluntaria del embarazo o el derecho a la vida, la investigaci\u00f3n cl\u00ednica, el perjuicio terap\u00e9utico, la \u00e9tica y la industria farmac\u00e9utica, la mala pr\u00e1ctica y la negligencia, la huelga de m\u00e9dicos y el sindicalismo, le \u00e9tica en tiempos de guerra, le \u00e9tica de la formaci\u00f3n profesional, la inseminaci\u00f3n artificial, la eutanasia, la inform\u00e1tica y la deontolog\u00eda, la especializaci\u00f3n, los bancos de \u00f3rganos y de esperma, la adopci\u00f3n prenatal, la inducci\u00f3n del sexo, la prospecci\u00f3n gen\u00e9tica o la b\u00fasqueda de grupos humanos de un tipo particular, la utilizaci\u00f3n de productos farmacol\u00f3gicos capaces de modificar el comportamiento humano, el eugenismo, la producci\u00f3n de microbios\u2026<\/p>\n

\u201cEn lugar de resolver los problemas del mundo, la ambici\u00f3n cient\u00edfica a veces parece divertirse en crear otros nuevos\u201d, nos dice Duellwe. Las \u00faltimas investigaciones han desbordado la m\u00e1quina legislativa, de manera tal, lenta y pesada, que no existen leyes para encuadrarlas. \u201c\u00bfLa ciencia se nos est\u00e1 escapando de las manos?\u201d, se pregunta H. Componer. El hombre se encuentra en una peligrosa situaci\u00f3n: como Prometeo, ha tra\u00eddo el fuego del cielo, y este fuego puede hacerle mucho bien, pero puede destruirle igualmente.<\/p>\n

Van Deussselaer nos habla del \u201cconocimiento peligroso\u201d y lo define como \u201cel conocimiento que se ha acumulado mucho m\u00e1s r\u00e1pidamente que la sabidur\u00eda para utilizarlo\u201d.<\/p>\n

Hemos llegado a un punto en que se hace dif\u00edcil juzgar si el proceso cient\u00edfico y tecnol\u00f3gico es bueno o es malo. Se hace cada vez m\u00e1s marcado el divorcio entre el poder de la ciencia y los principios que permiten aplicar la misma de una manera sensata.<\/p>\n

Frente a estos problemas \u00e9ticos, comprendemos que nuestra dificultad se debe a una falta del conocimiento adecuado de los factores profundos que rigen el proceso social e individual.<\/p>\n

Aquellas religiones y filosof\u00edas que orientan con conciencia \u00e9tica, nos llevan a preguntarnos si es posible la existencia de una \u00e9tica m\u00e9dica universal o natural. Se tratar\u00eda de una deontolog\u00eda respetuosa de la naturaleza humana y aceptada por todos los hombres de buena voluntad. Una \u00e9tica que pueda aplicarse a cualquier situaci\u00f3n hist\u00f3rica o social.<\/p>\n

El m\u00e9dico debe poseer una claridad de esp\u00edritu suficiente como para dictarle su conducta y permitirle cumplir con su deber, evit\u00e1ndole la confusi\u00f3n y la incertidumbre \u00e9ticas. Estos principios, como afirmaba Horacio, \u201cpermiten a la ciencia engendrar la virtud.\u201d<\/p>\n

\u201cCualquiera que sea el medio en el que ejerza el m\u00e9dico, su objetivo ser\u00e1 siempre el mismo: ayudar al paciente. Los principios de la \u00e9tica m\u00e9dica continuar\u00e1n sirvi\u00e9ndole de gu\u00eda para determinar lo que mejor le conviene al paciente, a s\u00ed mismo y a su profesi\u00f3n.\u201d
\n(Dwight C. Wilbur, Asociaci\u00f3n M\u00e9dica Americana)<\/p>\n

Debe haber pues, unas normas atemporales, unas responsabilidades concretas inherentes a la decencia m\u00e9dica, una expresi\u00f3n de \u00e9tica constante, m\u00e1s all\u00e1 de la situaci\u00f3n socio-hist\u00f3rica.<\/p>\n

La medicina es algo m\u00e1s que la conjugaci\u00f3n de conocimientos y de actividades. La medicina es ciencia; es econom\u00eda y pol\u00edtica; es arte en el sentido hipocr\u00e1tico; es \u00e9tica y religi\u00f3n: cuatro motores que lo ponen en movimiento y le dan su aut\u00e9ntico valor. La deontolog\u00eda ha de reunir, en consecuencia, estos hitos esenciales para ser asimismo un valor atemporal.<\/p>\n

Dr. Antonio Alzina
\nDoctor en Medicina<\/p>\n

Fuente:\u00a0https:\/\/biblioteca.acropolis.org\/<\/a><\/p>\n<\/div>